Sí, la vida duele y tiene que doler,
es la única forma que tenemos de saber
que lo que está ocurriendo es importante y merece nuestra atención plena.
He crecido en una cultura en la que el dolor emocional nos da miedo.
He crecido pensando que dolor y sufrimiento eran lo mismo.
He crecido escondiendo cada instante de la vida que causaba el mínimo dolor.
He madurado escuchando cada uno de mis dolores.
He madurado buscando las causas de mi dolor.
He madurado afrontando con calma cada instante de dolor.
… y sigo transitando por mi dolor.
¿Te atreves a transitar tu dolor?