¿Qué son tus emociones y cómo actúan?

¿Qué son tus emociones y cómo actúan?
Alfabetización emocional – capítulo primero

Las emociones son importantes para el buen desarrollo de nuestra vida pues son una de las muestras de nuestro mundo interno. Nos informan de cómo nos sientan las circunstancias que vivimos y de cómo interpretamos todo lo que sucede a nuestro alrededor.
Conocer cuáles son nuestras emociones y las que tenemos en cada momento nos permite conocernos mejor, entender muchas de nuestras conductas y nuestras reacciones a circunstancias cotidianas o extra ordinarias.
Lo que pasa, es que muchos de nosotros somos “analfabetos” emocionales, ya que sabemos identificar tan solo un conjunto esencial de la totalidad de las emociones. Y pasa que, los matices que separan unas emociones de otras no solemos identificarlos, lo que hace difícil saber que emoción estamos experimentando.
Pero es más, si intentamos analizar en nosotros mismos las respuestas de nuestro cuerpo que están asociadas a cada emoción, ya ni hablemos, pues no somos del todo conscientes de la forma en la que reacciona nuestro cuerpo cuando se enfrenta a una emoción concreta. Esto puede provocar que quitemos importancia a algún síntoma que puede ser una expresión de alerta de nuestro cuerpo.

Para empezar, ¿qué son las emociones?
Intentando simplificar mucho, son un conjunto de reacciones psíquicas y fisiológicas que muestran nuestra adaptación a los estímulos que nos llegan, ya sean personas, lugares, sucesos o incluso ideas o recuerdos de nuestro propio cerebro.
Las emociones están siempre asociadas a los sentimientos. La diferencia principal ente ellos es que los sentimientos son personales y más duraderos en el tiempo; y las emociones están compuestas principalmente por reacciones corporales.
Es importante considerar que las emociones se traducen en respuestas automáticas de nuestro cuerpo, considerando los sistemas autónomos como el corazón, los pulmones, la musculatura estructural, el riego sanguíneo, los sistemas hormonales y de trasmisión neuronal. Y también contempla algunos elementos de la comunicación no verbal como son las expresiones faciales.
Todos estos son necesarios para adaptar nuestro cuerpo y nuestro cerebro para dar la mejor respuesta a la situación que ha provocado la emoción, y todo ello lo hace de manera principalmente autónoma. No podemos controlarlo del todo, ni tampoco es necesario.
En este ejercicio de intentar simplificar las emociones, cuando hablamos de ellas, solemos referir con mayor frecuencia algunas de ellas como son: alegría, amor, felicidad, miedo, sorpresa, tristeza, asco, ira, sorpresa, vergüenza y ansiedad.
Entorno a ellas Bisquerra (2015) ha identificado hasta un total de 307 emociones distintas, todas ellas clasificadas e interrelacionadas y, que lo habitual es, que nos cueste diferenciar los matices que las separan. Es muy poco frecuente que las personas hagamos referencia a emociones como son: zozobra, fascinación, algazara, pavor, espanto, armonía o vesania; no solo por que desconozcamos su nombre, sino por que no sabemos su sintomatología.

¿Qué nos ocurre cuando experimentamos una emoción?
Si dedicamos unos minutos al día a observar nuestras emociones podemos aprender mucho de nosotras mismas. Podemos tener información muy valiosa sobre cómo nos encontramos, como nos hacen sentir las personas que rodean o cómo afrontamos la realidad diaria.
Los investigadores de las emociones en los últimos años, simplificando mucho, coinciden que estas tienen fases que se dan de forma muy rápida, aunque no todos los autores coinciden ni en el orden ni en la cantidad de fase, pero si son comunes estas:

1.- Respuestas fisiológicas del cuerpo (automáticas):
Cada emoción tiene asociada en nuestro organismo una respuesta fisiológica, que es común a todas las personas, salvo que exista algún problema fisiológico. El objetivo es facilitar que éste se adapte al medio y a las circunstancias, preparándonos para reaccionar y afrontar rápidamente aquellas situaciones que han desencadenado esas emociones.
Las respuestas fisiológicas son la parte medible de la emoción (sabiendo que su medición es compleja pero posible), y los científicos han desarrollado numerosas herramientas localizar la respuesta de nuestro cuerpo a cada una de las emociones mas significativas.
Sin embargo, suele costarnos trabajo percibirlas en nosotros mismos por que suceden de forma muy rápida, de manera automática y sin que podamos controlarlas. Si no les prestamos atención, suceden, pasan y no nos habremos dado cuenta; y en el momento que de muestra las personas sumamos a la emoción ideas y valoraciones. Cuando sumamos nuestra percepción subjetiva las valoramos como buenas o malas, útiles o inútiles, entre otras muchas valoraciones, y nos alejamos de la posible objetividad emocional que podría ayudarnos a crecer en autoconocimiento.
De todas las emociones podemos aprender algo sobre nosotras mismas, por tanto, es importante conocer cuales son estas respuestas autónomas de nuestro cuerpo, para hacer consciente cuando estamos experimentando una emoción u otra.
Muchas respuestas son comunes y el conjunto de ellas pueden parecerse; lo habitual es que cuando estamos en el ¨ciclón emocional¨ no nos detenemos a pensar si estamos ansiosos o asustados, tristes o afligidos, alegres o entusiasmados.

  • A modo de ejemplo, ante el miedo: se produce un aumento de la respuesta cardíaca y una ausencia de distribución sanguínea hacia la cara (por eso nos ponemos pálidos), ya que está en su lugar fluirá hacia las piernas por si tuviéramos que huir. En función de las circunstancias puede desencadenarse una respuesta de inmovilidad ya que en algunas situaciones pasar inadvertido puede resultar la mejor opción para sobrevivir.
  • Ante la tristeza, se produce una pérdida de energía y se reduce la creación de nuevos nexos neuronales, lo que dificulta la realización de tareas y reduce la creatividad. Provoca una moderada elevación de la frecuencia cardiaca, ligeros aumentos de la presión arterial (que también se produce en la alegría), y elevación en la actividad neurológica de nexos existentes, que facilita permanecer de manera prolongada sobre un pensamiento ya existente. Además disminuye la actividad del lóbulo frontal del cerebro que reduce la predisposición a las relaciones sociales.
  • Si nos fijamos en la sorpresa, aunque es de las emociones más inmediatas, se activan las zonas de proyección sensorial, se produce una desaceleración de la frecuencia cardiaca, se aumenta la frecuencia de respiración, se dilatan las pupilas y se elevan los párpados y las cejas. En definitiva nos prepara para afrontar los cambios inesperados y las consecuencias asociadas.

Del mismo modo la ciencia viene identificando en los últimos años todo lo que ocurre en las personas, de las diferentes culturas del planeta, como respuesta del cuerpo humano a las emociones principales. Aunque suele darse por igual en todas las culturas, se están identificando algunas diferencias entre países, aunque por el momento los científicos no se ponen de acuerdo.

2.- Sensaciones subjetivas:
Por concretar, nos referimos con sensaciones subjetivas a la forma en la que cada una de las personas experimentamos sentimientos, ideas, valoraciones, recuerdos, etc, asociados a las emociones que vamos viviendo.
Los distintos científicos no coinciden en si se dan antes o después de las respuestas fisiológicas. Es decir, no se sabe bien si nuestra respiración se acelera por que estamos asustados o la inversa, entre otras por que ocurre demasiado rápido para poder medirlo con precisión en la actualidad.
En lo que sí coinciden es en que las sensaciones no pueden ser observadas y que solo pueden conocerse por las descripciones que hacemos cada persona; y es en esta descripción e interpretación donde están las principales diferencias.
Dos personas que están alegres no interiorizarán, describirán, ni valorarán de la misma manera las respuestas fisiológicas y las sensaciones que experimenta ante una emoción. Casi me atrevo a decir que se describirá y vivirá de una manera única.
Es precisamente de estas sensaciones y de su interpretación, con la ayuda de un experto, la parte del proceso emocional del que más puedes aprender de ti misma. Saber que valores tienes asociados a una emoción, que ideas y sensaciones provocan en tu persona, te puede ayudar a mejorar tu nivel de conciencia emocional.

3.- Comportamientos expresivos:
Los comportamientos expresivos emocionales son el conjunto de expresiones externas, de nuestro lenguaje corporal, de nuestra comunicación no verbal, que se muestra cuando estamos experimentando una emoción.
Muchas de estas expresiones son autónomas y no las controlamos, pero hay otras que son aprendidas o desarrolladas a lo largo de nuestra vida, ya sea por cultura, interacción social y/o aporte personal.
Signos externos asociados a las emociones hay muchos y muy diversos. Pueden ser desmayos, enrojecimiento de la cara, levantar las cejas, el tono de voz, la posición de la boca, mover la orejas, ritmo de la respiración, ente otras muchas.
De estas expresiones podemos aprender en dos sentidos, uno fijándonos cuales son las expresiones propias ante alguna emoción, para aumentar nuestro nivel de conciencia sobre ellas.
El otro es fijándonos en como expresan sus emociones el resto de personas, para aumentar nuestra comprensión y mejorar las relaciones sociales.
Como dato curioso, este es nivel que mas controlan los buenos actores para crear una situación emocional lo mas real posible, pues todas las personas percibimos estos matices expresivos, prestemos atención o no.

Por todos estos tres componentes emocionales, desde HandudyThinking os proponemos que es necesario crecer, a lo largo de nuestra vida, en conocimiento emocional personal. Saber como nos sentimos y que emociones estamos experimentando es esencial para saber de forma consciente, como estamos afrontando cada situación de la vida.
Y es que el aprendizaje emocional no se trata tan solo de conocimiento, sino que es necesario crecer en autopercepción emocional, por que no expresamos o vivimos las emociones de la misma forma todas las épocas de nuestra vida; vamos cambiando y con ello también nuestra manera de vivir y afrontar las emociones.

Tener toda esta información emocional, con la ayuda de un experto en análisis emocional, sobre nosotras mismas nos permitirá tener más información a la hora de tomar decisiones y nos permitirá crecer en el nivel de conciencia sobre nuestra propia persona.

Javier Medina – Psicopedagogo
Creador de HandudyThinking®