«Yo soy la primera persona»

«Yo soy la primera persona»

Es muy evidente decir que la primera persona en la que debemos pensar en contarle lo que nos ocurre, a la que contarle nuestras dificultades y a la que es importante expresarle como me siento, soy Yo, somos cada una de nosotras y de nosotros.
Sé que cuesta contarnos como estamos, pues requiere que asumamos lo que estamos viviendo como realidad, reconocemos que eso que nos complica la existencia es verdad, se hace palpable.
Sé que no es nada fácil poner en palabras lo que sentimos, lo que pensamos, lo que nos ocupa y lo que nos preocupa, pues en ese instante dejamos constancia de una realidad que hasta ese momento tan solo estaba en nuestra cabeza.
Sé que no es nada sencillo poner emociones y palabras emocionales, a eso que sentimos en alguna parte de nuestro cuerpo, ya que si le prestamos atención tendremos que actuar para cambiarla o para que cambiemos.

Sé que el tiempo que tienes para dedicarte a ese trabajo de autoescucha, para detener la vida y escuchar lo que grita con dolor nuestras emociones.
Lo sé pues lo vivo a diario en mí y en cada una de las personas a las que acompaño a diario en procesos de gestión emocional. Pero también sé que cuando nos hablamos, nos escuchamos, nos detenemos y expresamos el entuerto que nos tiene atrapados en el bucle decepcionante de emociones, la calma y la paz interior también llega.


¿Acaso no deseas tú esa paz interior?

Si deseas aprovechar al máximo el diálogo interno, aquí tienes algunos consejos prácticos, que nacen desde el método Handudy, que hace interaccionar la psicología con elementos de la pedagogía emocional, la medicación, la creatividad y la autoexpresión:

a. Sé consciente de tu diálogo interno y observa cómo te hablas a ti mismo. Identificar patrones negativos te permitirá desafiarlos y reemplazarlos por pensamientos más positivos y realistas.

b. Practica la autocompasión y evita la autocrítica excesiva. Trata tus errores y fracasos con amabilidad y comprensión, como lo harías con un amigo cercano.

c. Utiliza afirmaciones y frases que te hagan sentir fuerte para reemplazar pensamientos que te destruyen. Por ejemplo, en lugar de decirte “no puedo hacerlo”, cámbialo por “estoy trabajando en ello y puedo superarlo”.

d. Sé honesta contigo misma y exprésate sin juicio. Ofrécete la oportunidad de expresar tus sentimientos y emociones de manera abierta y sin restricciones. No te juzgues por lo que sientes, sino que acéptate y valora tu experiencia emocional.

e. Considera llevar un diario emocional para registrar tus pensamientos y reflexiones. Esto te permitirá examinar tus emociones más a fondo, identificar patrones recurrentes y encontrar patrones de pensamiento que puedas trabajar.

Pero también sé que poner en marcha estar herramientas puede resultar complejo en los momentos de ciclón emocional, me pasa a diario y no siempre me funcionan, pero quiero que practiques que las pongas en marcha y veas si te son útiles a ti. Solo con la práctica sabrás lo que te cambia o no:

a. Cuando te sientas enojada, enfadada o indignada, habla contigo misma para identificar la causa de tu ira. Pregunta qué te está frustrando y busca formas constructivas de canalizar tu energía. Puedes explorar técnicas de respiración profunda.

b. Si te atrapa una época o momento de tristeza, pon en marcha el diálogo interno para explorar tus sentimientos de tristeza. Permítete llorar si es necesario y bríndate consuelo con palabras amables, frente al espejo si es necesario o escribiendo si no puedes contener el rio de pensamientos. Reconoce que es normal sentir tristeza en ciertas circunstancias y date tiempo para sanar y aprender a vivir con eso quehas perdido.

c. Cuando la ansiedad te abrume, habla contigo misma para racionalizar tus preocupaciones, para dejar el pensamiento obsesivo. Cuestiona tus pensamientos y busca evidencias que respalden o refuten tus temores. Recuerda que la ansiedad a menudo exagera los riesgos y enfócate en las soluciones en lugar de los problemas.

d. Si el pecho te aprieta y el estrés llega a tu vida, de nuevo usa tu diálogo interno para priorizar tareas, establecer límites y reducir el estrés. Organiza tus pensamientos y haz una lista de tareas para desglosar tu carga de trabajo. Permítete decir “no” cuando sea necesario y busca actividades que te relajen, como la meditación, el ejercicio, la pintura, la creación literaria o la que mejor te venga según tus gustos.

Si quieres dejar de sufrir con tus emociones cotidianas y conseguir hacer una gestión consciente de tus emociones, puedes hacerlo con el método Handudy que te ofrezco resumido en mi libro «Latidos de emoción»
Una herramienta que te ayudará a nombrar, tomar conciencia y gestionar tus emociones de forma saludable, logrando retomar el sentimiento de calma y satisfacción en tu vida.
Y si quieres comprometerte con un cambio significativo de tu vida, basado en la gestión emocional, contáctame para comenzar con tu programa personalizado.