QUÉ HACER CUANDO NO SÉ LO QUE QUIERO

QUÉ HACER CUANDO NO SÉ LO QUE QUIERO

Es una sensación desagradable no saber contestar a preguntas sencillas y básicas como ¿Dónde quiero llegar? ¿Cuáles son mis sueños? ¿Qué quiero de la vida? ¿Qué espero de una relación de pareja? ¿Qué quiero de mi profesión? ¿Qué siento ahora con mi vida?
Y es que muchas de las consultas que respondo en mis sesiones, casi siempre, van dirigidas a resolver el problema de: ¿Qué hago si no sé lo que quiero? ¿Qué hago si no sé lo que siento? ¿por dónde empiezo para resolver mi vida?
Hay situaciones diferentes en este estado y quiero clarificarte algunas de ellas y lo que puedes hacer.

1.- No sé lo que siento, frente a la realidad en la que vivo.
Ya tienes un paso importante avanzado, y es que te has dado cuenta que sientes algo, pero que no eres capaz de identificar que emoción es. Poder identificar nuestras emociones es imprescindible para que podamos trabajar sobre nosotros mismos.
Lo que no se nombra o no sabemos nombrar, no existe para nuestro cerebro y por tanto le cuesta mucho trabajo poner a trabajar en darle una solución. Lo habitual es que no sea una sola emoción la que estás viviendo a la par y por eso no sabes distinguirlas, se entremezclan con mucha facilidad.
El primer paso es que puedas detallar las sensaciones que tienes y nombrar las emociones que están relacionadas con ellas. Se trata de buscar, observarte, sentirte e ir poniendo nombres. Conocer es controlar.

“Cuando digo controlar las emociones, quiero decir las emociones realmente estresantes e incapacitantes. Sentir emociones es lo que hace a nuestra vida rica” – Daniel Goleman

Para esta situación es muy útil la herramienta de “La galaxia emocional”.
Con esta herramienta, u otras que existen, poco a poco irás haciendo la foto cómo te sientes y ya solo te quedará seguir caminando en decidir qué es lo que quieres y no quieres hacer.
No desesperes si este proceso es lento, pues con normalidad, suele hacer falta alguien objetivo que te ayude a ir identificando.

2.- No sé lo que quiero, pero sé lo que no quiero.
Ya tienes algo avanzado pues tienes la mitad del problema resuelto, pues identificar lo que no quieres es una buena forma de comenzar a trabajarte, porque al fin y al cabo no es tan diferente de saber lo que quiero. Se trata de darle la vuelta.
La dificultad viene en la dimensión que queramos trabajar y en el esfuerzo que pongamos en pensar desde lo positivo y con toda nuestra creatividad.
Si la decisión que quieres tomar es sobre algo concreto, puedes resolverlo con Listas de ideas: Lo que quiero para mí y no quiero para mí. Es muy importante que intentes definir al máximo lo que quieres y si es forma positiva mejor.
Por ejemplo: No quiero un trabajo online, es ¿Por qué quieres un trabajo presencial? – Quiero un trabajo donde exista contacto personal presencial.
No quiero una casa con escaleras, es ¿Por qué quieres un piso bajo? – Quiero un piso sin escaleras internas.
Si la decisión es sobre aspectos más generales de tu vida, la cosa se complica, pero no se vuelve imposible. Para esta situación es muy útil la herramienta de la Rueda de la vida.
De alguna de estas maneras, u otras que existen, poco a poco irás haciendo la foto de lo que quieres. A veces con pequeños avances, nuestras decisiones se aceleran, pero no siempre avanzamos todo lo que nos gustaría.

3. Sé lo que quiero, pero no sé por dónde empezar.
En esta situación es muy posible que el miedo o las innumerables situaciones que te surgen en la cabeza sean las que te están bloqueando. Quizás tengas muchas ideas nuevas, quizás las situaciones sean demasiado desconocidas para ti, quizás te falta información para poder decidir, en todas ellas la solución es múltiple, pero puedes empezar por un dicho hindú:

¿cómo se come un elefante?, preguntó el maestro. Después de un largo silencio y que ningún aprendiz supo contestar respondió. Bocado a bocado, poco a poco.”

Es verdad nadie puede comer un elefante de un solo bocado, quizás las serpientes puedan, pero debes recordar que eres un ser humano. Por tanto, afronta los grandes problemas dividiéndolos en problemas más pequeños.
Haz una lista de los problemas, situaciones o decisiones que crees que debes tomar para dar una respuesta a lo que buscas; que sean lo más sencillas posible. Después ordénalas según sean primero o después.
Para hacerlo quizás tengas que plantearte algunas preguntas como:
De lo que quiero hacer ¿qué es lo que ya hago realmente bien? ¿qué he hecho para mejorar en ello? ¿pudo aplicar estos aprendizajes a nuevas situaciones y cómo? ¿hay algo que ya haya vivido antes y que pueda venirme bien ahora?
Busca respuestas que te hagan moverte, que te movilicen en la dirección que quieres ir.
Esta sencilla herramienta, revisada después de cada decisión, te ayudará a planificar y no sentirte estancada, paralizada. Verás cómo poco a poco vas avanzando en eso que quieres conseguir, aunque en ocasiones el ritmo no sea todo lo rápido que te gustaría o que te has imaginado sería.
Por regla general, es mejor dar algún paso en una dirección, ver lo que sucede, evaluar y volver a dar otro paso. Aprendemos de nuestras experiencias, de las buenas y de las malas, a partir de ellas conseguimos aclarar si el camino emprendido es el que queremos o si hay que dar la vuelta.

De las herramientas que te he comentado antes te doy un breve esbozo.

A. La rueda de la vida.
Es un instrumento de reflexión personal que te puede ayudar a aclarar tus prioridades y concretar tus acciones concretas para el cambio. Aunque quizás necesites una visión objetiva para que sea totalmente útil.
Para ello separas tu vida en diferentes áreas y valoras, en primer lugar, cómo te encuentras respecto a cada una y después dónde te gustaría estar. Esto es muy útil, porque una vez que sepas en qué aspectos consideras que puedes mejorar, es más fácil poner situaciones concretas de mejora.
Los pasos son: (para que te hagas una idea)
1.- Coloca cada área de la vida que sea importante para ti. No hay límite, subdivide lo que sea necesario.
2.- Valora, en una escala de 0-10, dónde te encuentras en cada una de las áreas. Color Azul
3.- Valora, en una escala de 0-10, dónde te gustaría estar. Color Rojo.
4.- Observa en qué áreas se dan las mayores diferencias, similitudes, discrepancias, etc. Pensando las razones.
5.- Prioriza las áreas de mayor a menor importancia en tu vida.

“Cada vez que hay pérdidas, habrá opciones. Usted puede elegir vivir sus pérdidas con
cólera, culpa, odio, depresión o resentimiento, o puede elegir
usarlas para crecer un poco más” – Henri Nouwen

Con esto has hecho una foto-análisis de cuál es tu situación personal y de los niveles de importancia que le das a los ámbitos de tu vida. Y es el momento de hacerte preguntas y de buscar respuestas:
¿Qué quiero mejorar de mi vida? ¿Cuál es mi prioridad? ¿he perdido algo que quiero recuperar? ¿Qué me haría acercarme a lo que yo quiero de esta área? ¿Qué puedo hacer, diferente a lo que vengo haciendo, para alcanzar el nivel de satisfacción que deseo?
No es una receta mágica, pero si te ayudará a concretar. De manera definitiva eres tú misma quién tienes las respuestas de lo que quieres y no quieres conseguir en tu vida.

Descarga aquí modelo

B: La galaxia emocional.
Un equipo de personas hizo posible hace unos años el proyecto “universo de emociones”, que no es más que haber conseguido plasmar de manera gráfica y con un corpus teórico la relación existente entre las emociones esenciales para nuestra vida.
Focalizando en las 6 emociones básicas: Amor, Ira, Miedo, Tristeza, Felicidad y Alegría, han plasmado en cada una todas las emociones relacionadas, así como las características básicas que las diferencian.
Hacer una lectura de la Galaxia a la que crees que está más cerca de lo que crees e ir afinando, poco a poco, desgranando las distintas emociones que estas teniendo te ayudará a ponerles nombre.
Los pasos sencillos son: (para que te hagas una idea)
0.- Conócete a ti misma un poco más. Obsérvate.
1.- Que sensaciones físicas son las que sientes: dolor de estómago, llanto, palpitaciones, etc.
2.- Buscar la galaxia principal que crees que es en la que se están moviendo.
3.- Intentar localizar de las micro emociones, aquellas que se ajusten más a cómo te sientes. Quizás tengas que leer algo más de lo que significan implican y las diferencian. Dedícale tiempo.
4.- Busca en que situaciones de tu vida se repiten esas emociones y analiza que las sustenta. Sobre ellas son en las que podrás actuar. Puedes llevar un diario de emociones, para no tener que llevar esa información siempre en la cabeza.
5.- Diseña que quieres hacer para transformar esas emociones en otras que te aporten fuerza o te motiven a movilizarte y no estancarte.

“En un sentido muy real, todos nosotros tenemos dos mentes, una mente que piensa y otra mente que siente, y estas dos formas fundamentales de conocimiento interactúan para construir nuestra vida mental” – Daniel Goleman

Ninguna emoción en negativa o positiva, todas ellas forman parte de lo que sentimos, de cómo interpretamos nuestra realidad. Además, el hecho de nombrar emociones, generará un cambio en tu situación emocional, pero si además lo haces de forma consciente y analizando las situaciones de tu vida que las están manteniendo, te ayudará a la transformación que buscas.

NECESITO AYUDA PARA PODER DEFINIR QUÉ ES LO QUE QUIERO EN MI VIDA