¿Qué es la resiliencia y porqué tengo que desarrollarla?

¿QUÉ ES LA RESILIENCIA Y PORQUÉ TENGO QUE DESARROLLARLA?

Muchos de mis clientes me preguntan, de manera frecuente, por conceptos que no entienden y que necesitan conocer para saber su estado o por donde continuar caminando.
Uno de ellos es La Resiliencia, ya que en la actualidad de escucha mucho y casi nadie se detiene a explicar la similitud y la diferencia con otros conceptos de la psicología, y siempre es bueno

A. Una breve historia del concepto para situarnos.
El término en realidad proviene del latín “resilio”, que en su significado primario es volver atrás, dar un salto, resituarse o rebotar. Sería aplicable al efecto que tiene los objetos elásticos que una vez estirados regresan a su estado inicial sin estar alterados.
Históricamente es un concepto que se aplicaba a ciertas cualidades de los objetos en el estudio de la física, pero en su uso actual proviene de las ciencias sociales, que acuño Michael Rutter en 1972, para estudiar el fenómeno de personas que habían vivido situaciones límites como la de: campos de concentración, pobreza extrema, niños de la calle o mujeres maltratadas.
Rutter M. (1972) se refería como resilientes a aquellas personas que habían resistido y habían continuado adelante sin tillar la toalla sin “romperse” emocional ni psicológicamente.
Más en la actualidad Seligman (2000, 2005) se refiere a este como el fenómeno para afrontar constructivamente las adversidades y sobreponerse a ellas de un modo saludable.

En la definición más aceptada entre la psicología actual se habla de proceso resiliente y no de capacidad resiliente, porque no es considerada como algo que se posee, sino como un conjunto de procesos que engloban multitud de factores personales, del entorno y de las personas con las que interaccionamos.
Es una consecución de sucesos en el cual intervienen personas y elementos para conseguir salir reforzado positivamente de una situación conflictiva y, por lo tanto, aprender de ello.
Existen escalas psicológicas que miden el grado de resiliencia a través de factores que se consideran clave.

De todas las virtudes que podemos aprender no hay otra característica más útil, más necesaria para la supervivencia y con más probabilidades de mejorar la calidad de vida que la capacidad de transformar la adversidad en un desafío que pueda proporcionarnos disfrute.
(Mihály Csíkszentmihályi)

B. Qué implica y que no.
En la actualidad los psicólogos lo usamos para agrupar el conjunto de fortalezas personales y los aspectos positivos que nos permiten afrontar crisis y solucionar conflictos de manera efectiva y salir fortalecidos de ellas.
Por elegir alguna de referencia, puede tomarse la definición en la que se considera “una clase de fenómeno caracterizado por pautas de adaptación positiva ante contextos de adversidad y riesgo” (Masten y Reed, 2002).
De esta manera podemos decir que son los procesos que se ponen en marcha para afrontar la adversidad y lograr adaptarse bien ante las tragedias, los traumas, las amenazas o el estrés severo.
Estos procesos se ponen de manifiesto de manera cotidiana, pero donde se ven con mayor claridad es ante una situación emocional extrema como puede ser la muerte de un ser querido, una enfermedad grave, agresiones graves, la pérdida del trabajo, problemas financieros serios, etc., son sucesos que tienen un gran impacto y que, después del periodo de inseguridad, incertidumbre, duelo o dolor emocional, se activan los procesos que hacen que las personas resilientes comiencen a “reconstruir su persona” de manera positiva y exitosa.

Hay que tener presente que la resiliencia es un conjunto de procesos que podemos realizar todos los seres humanos, que están más o menos aletargados; se implican un conjunto de conductas y formas de pensar que cualquier persona puede aprender, activar y/o desarrollar, en cualquier momento de la vida y que en sinergia hacen que afrontes la vida con resiliencia.

Foto: https://pixabay.com/es/ 1

Algunos conceptos o procesos que se aproximan al proceso de resiliencia, pero que no lo alcanzan en su totalidad:
Resistencia, tiene una connotación negativa en el ámbito personal, y que dependerá de la cantidad de fuerza que una persona haya desarrollado o tenga en un momento de crisis.
Fortaleza, es la capacidad moral de una persona para sobrellevar sufrimientos. Esta, como la resistencia, implica un mecanismo de defensa que no es propia de la resiliencia que tiene a la adaptación.
Estoicismo, requiere dominio de uno mismo, pero no implica superación que si le pertenece al proceso de resiliencia.
Invulnerabilidad, se refiere de forma directa a la no alteración de la persona, que es justamente lo contrario del producto que hace la resiliencia que es la transformación de la persona. Las personas con alto nivel de resiliencia sufren y se sienten vulneradas, pero eso no les paraliza.
Superación, siendo uno de los procesos que se ponen en marcha en el proceso de resiliencia, no acota por completo todas las dimensiones que esta conlleva.

C. Qué aplicación tiene mejorar mi experiencia de vida.
La respuesta es sencilla cuando uno puede conocer a personas de todo el mundo y que han vivido circunstancias vitales muy complicadas. En mis viajes convivo con magníficas personas cuyas familias eran un verdadero desastre, han sufrido malos tratos, con padres ausentes o alcohólicos y sin embargo ellas han construido hogares cercanos, entrañables y amables.
¿Qué es lo que les ha permitido seguir adelante a pesar de todas las dificultades?
Claramente han sido todos los procesos vitales que ha puesto en marcha y que en su conjunto le ha construido como una persona con alta Resiliencia.

Continuar desarrollando los procesos vitales que hagan aumentar nuestro nivel de resiliencia puede permitirnos mejorar nuestra experiencia de vida y vivir con mayor nivel de felicidad. Invertir tiempo personal con un profesional que te ayude a ello, te permitirá:
Afrontar retos vitales y personales, cada vez con mayor tranquilidad.
Perder miedos personales a situaciones concretas que sabemos nos harán sufrir.
– Afrontar aquellas situaciones vitales que tenemos postergadas y que sabemos nos están limitando nuestro crecimiento personal, vivir más tranquilas.
– Tienen una mejor autoimagen, pues podremos apuntar en nuestra lista de éxitos situaciones que antes no lo habrían sido.
Incrementar tu auto aceptación positiva y constructiva, con una visión completa, real y de desarrollo que te permitirá continuar creciendo toda tu vida, siendo cada vez mejor persona.
– Desarrollar y trabajar el sentido del humor, pues fomenta la visión desde distintas perspectivas y ayuda a la activación del proceso de superación y aceptación del problema.
– Buscar el desarrollo de un verdadero optimismo realista.
Cuidarte más, desde los aspectos psicológicos de tu persona hasta los aspectos físicos.
Mejorar las oportunidades de éxito en tus retos personales de estudios, trabajo, creatividad, vocación, etc.
Estar más satisfechas con sus relaciones personales, pues estarás más segura de ti misma y te relacionarás con personas que verdaderamente te aporten vivencias positivas.
– Estarás más fortalecida para enfrentar y reducir las causas que provocan la depresión.

“Nunca nos bañamos dos veces en el mismo río” (Heráclito)

D. Qué aspectos de nuestra vida favorecen su desarrollo.
Sobre la resiliencia hay muchos estudios transversales, a lo largo de varios años, y por eso es que ahora se comienza aplicar en el ámbito de la psicología, la sociología y el desarrollo personal. Hay muchos factores que se saben estaban presenten en todas las personas que han potenciado los procesos que elevan su indicen de resiliencia.
Entre los aspectos que mejoran su desarrollo:
Aceptar que somos personas que cambiamos y evolucionamos todos los días de nuestra vida. Nunca somos completamente iguales, cada experiencia positiva o negativa, cada día que pasa, cada pensamiento que tenemos, cada idea que asimilamos, nos transforma.
– Aceptar que cada dificultad que vivimos en nuestra vida no nos deja igual que estábamos. No podemos pretender seguir siendo las mismas personas que éramos antes de haber pasado por una experiencia traumática. No podemos volver a ser como éramos.
– Si eres capaces de identificar de manera precisa las causas de los problemas que te agobian, podrás impedir que vuelvan a repetirse en el futuro.
– Ser una persona abierta a aprender de cualquier situación, persona o vivencia. Contemplar las situaciones y sacar con objetividad todas las caras de una situación.
– Ser capaz de poner nombre a las emociones que sientes, de identificarlas y reconocer como te sientes, de manera especial en el momento de “huracán emocional” de las adversidades.
Aumentar nivel de concentración en una tarea, en un objetivo, y en especial en momentos de crisis, te ayudará a mantener los objetivos positivos en momentos de dureza emotiva.
– Saber controlar tus impulsos negativos, no dejarte llevar por las emociones negativas, así como controlar tu conducta, en situaciones de alta presión.
Contar con al menos una persona, familiar o no, que te acepte tal y como eres y de una manera incondicional, y que tú lo vivas de esa forma. Este fue uno de los resultados de los estudios de Emmy Werner durante más de 32 años y de Boris Cyrulnik uno de los pioneros en el estudio de la resiliencia.
– Tener un optimismo realista. Es decir, pensar que las cosas pueden ir bien, si se ponen los medios para ello. Tener una visión positiva del futuro y pensar que puedes influir en el futuro de tu vida con tus actos ahora sin dejarte llevar por la irrealidad, las fantasías o tus propios miedos.
Apreciar cómo eres y considerarte una persona competente que además confía en sus propias posibilidades. No hacer una crítica excesiva de una misma, pero aceptando las cosas negativas que tenemos y no podemos cambiar en este momento.
Trabajar los procesos empáticos, aunque sean complejos, pero el hacer esfuerzos para situarte en la piel de otras personas, de leer sus emociones y conectar con ellas en ese nivel emocional favorece tu propia conexión con tu persona.
Estar en la búsqueda constante de nuevas oportunidades positivas y nuevos retos. Situar tu búsqueda vital en la felicidad de factores interiores y no exteriores, de tu mejora constate.
– Hacer una interpretación realista, objetiva y completa de la situación que vives. No exagerar situaciones conflictivas o sacar conclusiones precipitadas, intentar tener todas las evidencias posibles antes de decidir.
– Los elementos que tiene en común las personas resilientes, es que su forma de pensamiento es realista, exacta, flexible.

Es al estar completamente involucrados con cada detalle de nuestras vidas, ya sea bueno o malo, que encontramos la felicidad, no al tratar de buscarla directamente.
(Mihály Csíkszentmihályi)

Foto: https://pixabay.com/es/ 2

E. Enseñar resiliencia a los niños y niñas ayuda combatir futuros problemas
En las últimas décadas los niveles de vida de algunas zonas del planeta han mejorado mucho, sin embargo, los niveles de satisfacción y propósito en la vida continúan reduciéndose en ellos. Por el contrario, es de resaltar que los países que peores situaciones de vida tienen, son los que mayores índices de propósito de vida se recogen.
Y es que comienzo a ver con demasiada frecuencia en mi consulta, como esta situación afecta a nuestros hijos e hijas, que en nuestra sociedad occidentalizada comienzan a recogerse los mayores índices de estrés y síntomas de depresión en menores de 11 años. Esto si se mantiene hasta la edad adulta provocará problemas de insatisfacción laboral, perdida de objetivos personales, relaciones personales insatisfactorias, depresión, entre otros.
El psicólogo Seligman, pone de manifiesto que es necesario, desde edades muy tempranas, enseñar a los más pequeños a ser más resilientes, a tener una sensación de propósito en la escuela y a experimentar más emociones positivas. Estas estrategias puede protegerlos de la depresión, aumentar su satisfacción en la vida y mejorar su potencial de aprendizaje.
Varios programas educativos, desarrollados en escuelas primarias y secundarias, vienen intentando desarrollar esta idea, aunque lo importante es ser conscientes que es necesario trabajarlo desde la propia familia.
Para este desarrollo siempre es necesario tener el apoyo de un especialista, pero te dejo algunas estrategias que pueden ayudarte:
– Por en marcha diversas estrategias para resolver problemas cotidianos, más o menos complejos. No les des una única forma de afrontar una realidad, se creativos en las soluciones.
Trabaja la relajación, la focalización, la respiración profunda y la concentración, en la actualidad hay técnicas de Mindfulness y que ayudan a ello.
– La perseverancia en los objetivos y conseguir que no dejen tareas a medias o sin terminar, ayuda a que aprendan la importancia de tener un buen objetivo y de trabajar para lograrlo.
Fomenta la curiosidad y las estrategias personales para buscar respuestas a todas sus preguntas. No te quejes cuando pregunten en exceso o si no sabes la respuesta, ofrecele medios para que puedan, de manera acompañada, responder a sus curiosidades.
– Trabaja el autocontrol en momentos de “ciclón emocional”, evitando exagerar las situaciones. Y esto los primeros que debemos trabajarlo y mostralo somos las madres y los padres.
– Recuerda que el enfado y el agobio es acumulativo, por tanto, lo que nos sucede un día va a afectar a lo que nos suceda días después, si no sabemos separar. Para evitar esto trabaja en casa el análisis objetivo-emocional de cada situación.
– Plantearos retos familiares y resolverlos en conjunto, tomando las ideas de todos. Esto ayudará a valorar otros puntos de vista y a plantearse retos sin miedo.
– Habla de manera directa sobres los miedos personales al futuro y las situaciones que les generan nervios o estrés. Conocer y saber cómo nos sentimos es esencial para poner soluciones.
– Realiza actividades de desarrollo creativo como danzas, manualidades, juegos de palabras, juegos matemáticos, teatros, jardinería, cuidado de animales, entre otras. Cuantas más estrategias diversas conozca más herramientas tendrá para poner en marcha en un momento de crisis personal.

F. Si quieres seguir profundizando.
Te dejo algunas lecturas que pueden servirte de referencia en esta materia.
– Melillo, A.; Suarez Ojeda, E. N. & Rodríguez, D (2004). Resiliencia y Subjetividad. Los ciclos de la vida. 1º Ed. Buenos Aires: Paidós.
– Seligman, M. & Csikszentmyhalyi, M. (2000). Positive Psychology. An Introduction. American Psychologist.
– Rutter, M. (1985). Resilience in the face of adversity: Protective factors and resistance to psychiatric disorders. British Journal of Psychiatric.

QUIERO SEGUIR DESARROLLANDO MIS PROCESOS RESILIENTES

Descarga este artículo en PDF